Loki Laufeysson tuvo tres hijos con la giganta Angrboda: la serpiente Jörmungandr, el lobo Fenrir y Hel. Pero al saber los dioses que esos tres hijos habían nacido en el Jötunheim, la tierra de los gigantes, se dieron cuenta de que no les traerían más que desgracias, por lo que decidieron librarse de ellos.
A Jörmungandr la arrojaron al mar que rodea toda las tierras, y allí creció hasta el punto de que podía ocupar todo el mar cuando se mordía la cola.
A Hel la envió al Níflheim, la tierra del frío (tierra con una importancia básica en el mito de la creación). Allí le dio poder sobre los muertos enviados allí, que eran aquellos que fallecían de enfermedad o vejez. Por así decirlo, el Valhalla sería como el Cielo cristiano, donde van aquellos que lo merecen, mientras que el reino de Hel, el Helheim, sería el destino para aquellos que no han conseguido ir al Valhalla, por lo que sería el equivalente al infierno cristiano (de ahí el nombre inglés para infierno, hell).
A Fenrir (el personaje que tratamos en esta entrada) lo cuidaron los Ases en su tierra, y Týr tenía el valor para ir de darle a comer (más información sobre Týr aquí). Como el lobo no paraba de crecer, los Ases decidieron encadenarle (para ver el conocidísimo relato del encadenamiento de Fenrir, pinchar en el enlace anterior).
Este encadenamiento del lobo guarda relación también con la mitología finesa, pues en uno de los cantos del Kalevala, donde la mujer de Ilmarinen reza a Tapio (rey de los bosques) y a Ukko para que eviten que a sus vacas les pase nada malo cuando salgan a pastar, se dice:
<< Guarda tu perro entre dos rocas,
átalo a una cadena de oro,
ponle de plata una correa
para que no provoque estragos,
para que no siembre el terror.
Pero si eso no bastara,
oh, Ukko todopoderoso,
dorado y plateado dios,
escucha mis palabras de oro,
oye mis súplicas fervientes:
coloca un tallo del serbal
del can en su achatado hocico;
más si el serbal aún fuera poco,
fabrica una correa de cobre;
si el cobre fuera poco fuerte,
una argolla de hierro haz;
pero si el can rompe el metal,
si el chucho aún provoca estragos,
colócale una barra de oro
en las quijadas, cúrvala,
e inmovilízale el hocico,
atenázale bien los dientes
de manera que no se pueda
quitar el bozo si no es
con un cuchillo o con un hacha. >>
Pero, curiosamente, como diría Gangleri en el Gylfaginning, "¿por qué no mataron los Ases al lobo , si esperaban daño de él?". Por una única razón: en los santuarios o "lugares de tregua" estaba prohibida cualquier tipo de lucha o menos aún muerte (igual que en el Althing, donde todo el mundo debía dejar sus armas a la entrada del recinto), y además así se demuestra una máxima de la mitología nórdica: la idea de un destino horrible que se conoce cuál es pero que no se puede cambiar (igual que el mito griego de Casandra, quien estaba maldecida por Apolo a predecir siempre un destino que sería horrible pero que nadie nunca la creería, de modo que, aunque sabe lo que pasará, no puede cambiarlo). En este caso, el destino fatídico e inevitable del que hablamos es la influencia de Fenrir en el Ragnarök:
Primero llegará el invierno Fimbulvetr, donde tres inviernos se seguirán, y en medio ningún verano. (...) <<Sucederá entonces también que temblarán la tierra y las montañas se derrumbarán, y todas las cadenas y las ligaduras se romperán y quebrarán. Entonces se soltará el lobo Fenrir. (...) Y el lobo Fenrir irá con la boca abierta, la mandíbula superior por el cielo y la inferior por la tierra; aún abriría más la boca si hubiese sitio para ello. Saldrá fuego de sus ojos y su nariz. (...) Cabalgará primero Odín con su yelmo de oro y su hermosa coraza y su lanza, que llaman Gungnir, atacará al lobo Fenrir (...) El lobo se tragará a Odín, que así morirá. Pero luego le atacará Vídar y pondrá un pie en la mandíbula inferior del lobo. Lleva en el pie un zapato hecho por todos los hombres con las suelas de cuero desgastadas en los dedos o el talón, que los hombres quitan de sus zapatos. Por eso debe tirar las suelas desgastadas el que quiera ayudar a los Ases (dato curioso, ¿no?). En la mano cogerá la mandíbula superior del lobo y le destrozará la boca, y ésta será la muerte del lobo. >>
Bien despuès de muchos intentos logrè conseguir poder compartir en tu blog tan bella cultura
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