1220 años del asalto a Lindisfarne

Hoy es una fecha especial. Hoy, hace 1220 años, comenzaba la época vikinga. El 8 de junio del año 793, varios barcos vikingos desembarcaron en la costa de Lindisfarne para asaltar su monasterio. Este se considera el inicio de la época vikinga, por documentarse por primera vez el ataque de estos pueblos nórdicos. Bien conocida es ya dicha mención en la Crónica Anglosajona:

793 d. C.: Este año vinieron terribles advertencias sobre la tierra de Northumbria, aterrorizando a todos: estas [las advertencias o incluso "maldiciones"] fueron inmensos haces de luz cruzando a través del cielo, y torbellinos, y fieros dragones volando en el firmamento. Estos ingentes males fueron seguidos por una gran hambruna: y no mucho después, en el sexto día antes de los idus de enero de ese mismo año [lo que correspondería al 8 de enero, aunque realmente dicho saqueo no fue en enero sino en junio, pues las expediciones se realizaban en verano. El propio Michael Swanton, editor de esta crónica, defiende que vi id Ianr (8 de enero) sería una confusión con vi id Iun (8 de junio), fecha popularmente aceptada y que concuerda además con los Anales de Lindisfarne], las horrorosas incursiones de hombres paganos causaron lamentables estragos en la iglesia de Dios en la isla sagrada, mediante el saqueo y la masacre.

Pero vayamos por partes. La Crónica Anglosajona nos habla de los estragos realizados en una isla sagrada. Lindisfarne es una isla al norte de Gran Bretaña, en Northumbria.

Restos del monasterio de Lindisfarne, tal y como se encuentra actualmente.

Fue aquí donde, a principios del s. VII, unos monjes irlandeses fundaron aquí un monasterio para custodiar y adorar las reliquias de San Cutberto y San Aidán, además de realizar copias miniaturizadas del libro al que más aprecio tenían: los Evangelios de Lindisfarne, que según diversos estudios debieron ser escritos en torno al 715, en honor a San Cutberto.

Folio 209v de los Evangelios de Lindisfarne. Muestra a página
completa una representación de San Juan, reconocido por su
inscripción (HAGIOS IOHANNES) y el águila sobre él (imago
aequilae), su símbolo iconográfico en el Tetramorfos.

Copio aquí el texto de E. G. Oxenstierna (Los vikingos, 1977, p. 49), que considero tremendamente ilustrativo:

Pues bien, el 8 de junio del año 793 hicieron su aparición por aquellas aguas dos naves vikingas, cuyas tripulaciones no parecían comportarse como navegantes o mercaderes normales. Irrumpiendo como atacantes después de saltar a tierra, les arrebataron a los monjes sus vestiduras y los pasaron a cuchillo sin piedad o los arrojaron al agua y los hicieron perecer ahogados; derribaron la cruz de piedra del obispo Etelvoldo, saquearon el monasterio e incendiaron sus dependencias después de haberse apoderado de los tesoros que guardaban, y sacrificaron el ganado para llevarlo a bordo y desaparecer en sus embarcaciones con la misma rapidez con que habían saltado a tierra.

Sin embargo, a la luz de todo esto, parece que simplemente, y sin motivo alguno, un día cualquiera llegaron hombres del norte, saquearon, mataron y quemaron cuanto vieron y se largaron rápidamente por donde habían venido. Sin embargo, ¿qué motiva a estos nórdicos, primeros vikingos, a iniciar una serie de saqueos en tierras que no conocían? ¿Por qué es en ese momento cuando, sin razón aparente, realizan los piratas nórdicos un saqueo tan intenso y rápido que casi parece calculado?

Hay varios motivos que explican que los nórdicos salieran de expediciones, a recibir su apelativo de "vikingos". Los dos argumentos más destacados serían los siguientes:

-Mejora de los navíos nórdicos. Los primeros barcos no tenían vela, por lo que debían ir siempre a remo. Tampoco tenían quilla, de modo que eran tremendamente inestables y no soportaban adecuadamente la fuerza de los oleajes. Si sumamos ambas carencias, da como resultado un barco inestable que se movía siempre a remo, con el consiguiente cansancio de los remeros, y por tanto prácticamente imposible para realizar travesías largas. Colocar una vela implica saber afianzar el barco sobre las olas, y saber garantizar su estabilidad mediante el anclaje de la quilla, lo que representa una labor de observación y ensayo. Dado que los pueblos nórdicos no tenían la posibilidad de realizar dibujos previos y cálculos de cómo necesitaban que fuera el barco, debían averiguar las modificaciones necesarias a partir de un sinnúmero de intentos y fracasos, de ensayos y errores. Sólo así, y entendiendo que los pueblos nórdicos anteriores a la época vikinga sólo habían tomado contacto con los romanos, se explica que los barcos nórdicos de los siglos VII-XI, cuyo modelo era de los más temidos en la época, no hubiesen incorporado ya la quilla y la vela hasta esos mismos años.

Imagen extraída del libro de Oxenstierna (p. 30) mostrando cuatro
secciones de barcos. Los dos de la derecha son anteriores al año 600:
arriba el barco de roble del pantano de Nydam (300 d. C.), carente de vela
y quilla; abajo el barco de Kvalsund, que incorpora ya un armazón más redondeado y un mástil para la vela. A la izquierda, dos barcos de época vikinga, plenamente desarrollados y con una quilla capaz de cortar el oleaje con mayor facilidad (arriba Gokstad y abajo Oseberg)

-Cambio climático y aumento demográfico. La época medieval fue un periodo de numerosos cambios climáticos a nivel mundial. En Europa, la desaparición del Imperio Romano de Occidente (y con ello el inicio de la Edad Media) será coetánea a la entrada de un periodo frío que se mantendrá aproximadamente hasta el año 800, en que da comienzo un fenómeno que los paleoclimatólogos denominan "periodo cálido medieval", cuando se dio un crecimiento de las temperaturas de manera persistente. Muchos estudiosos han debatido sobre el tema, existiendo una postura intermedia según la cual la temperatura media de Europa central en esa época fue 1,5º mayor que la media del siglo XX, y en algunos años dentro de este periodo incluso 3º. Este aumento de las temperaturas motivó que grandes áreas pantanosas se transformaran en tierras de cultivo, y en el Mar del Norte provocó un deshielo en gran medida que facilitó mucho la navegación.

Pero estos dos argumentos no son, en absoluto, excluyentes uno del otro, sino todo lo contrario. Sólo teniendo en cuenta la seguridad que unos navíos mejorados con vela y quilla ofrecían, la superpoblación que amenazaba sus tierras (lo que aumentaba a pasos agigantados a causa del cambio climático) y el deshielo de sus mares que mostraban una solución, se puede entender el hecho de que determinados guerreros nórdicos, justo en esta época, quisieran ganarse el apelativo de "vikingos".

BIBLIOGRAFÍA

• Comellas, J. L., Historia de los cambios climáticos. Rialp, Madrid, 2011
• Oxenstierna, E. G., Los vikingos (traducción de Manuel Pico). Biblioteca Universal Caralt, Barcelona, 1977
• The Anglo-Saxon Chronicle, disponible aquí (en inglés)